Este es el podcast de Mil Palabras. Sinceramente, pienso que cuando ponemos el valor de lo que vamos a decir en servir a la audiencia en servir a la otra persona, ya ganamos mucho terreno para superar los miedos y para que la presentación salga bien. Y al final nos vamos a lucir de alguna manera.
Episodio 288 hablar en público no es lucirse, es servir. Te damos la bienvenida. Este es el podcast de Mil Palabras, un espacio con ideas, historias y conceptos de comunicación efectiva para ser más exitoso en tu empresa en tu mundo digital. En tu emprendimiento y en tu vida con ustedes. Santiago. Ríos.
Hola, qué tal? Bienvenido a esta nueva entrega de nuestro podcast sobre comunicación efectiva. Principalmente entregamos. Yo creo que muy buenos tips. Consejos. Historias reflexiones sobre comunicación efectiva desde diferentes ángulos. Ya tenemos de tiempo atrás un episodio sobre hablar en público. Yo creo que hay varios.
Vamos a limpiar esos episodios en las notas de este para que los consulten. Están en versión en audio únicamente. Si están en youtube, le recomiendo que vayan a un directorio de podcast de audio para que busquen esos episodios. Vamos a limpiarlos y yo creo que van a. Tener muy buenas pistas sobre como hablar en público.
Pero hoy, puntualmente, nos vamos a referir a ese aspecto que mucha gente confunde cuando se trata de dirigirse a otras personas. Y es que primero que todos se quieren lucir, quieren llegar a ser memorables, pero porque son muy lucidos hablando en público y no están realmente impactando a la audiencia.
De eso hablaremos en este episodio de porque es importante servir. Y no lucirse. Cuando hablamos frente a una audiencia, les cuento antes que nos acompaña la producción y publicación de este episodio, John Edison montoya.
Voy a partir de un principio básico sobre este tema de lucirse o no lucirse. Cuando hablamos en público, lo primero es reconocer que hay mucha gente que le da miedo hablar en público de tal forma que se van a preocupar. Por en como se visten. Cómo hablan si tartamudean mucho? Si el sonido está bien, si no sudan, se mueven las manos más de la cuenta o si no las mueven en absoluto.
La gente se preocupa por eso y está bien. Pero yo creo que ese miedo se bloquea en parte es si nos metemos en la cabeza, que lo que tenemos que decirle a los demás. Les va a impactar, les va a servir para algo. Les va a dejar huella. Yo tengo una costumbre que la he compartido aquí en este podcast y casi siempre lo hago.
A veces se me olvida. Pero yo digo, cuando yo voy a hablar en público, cuando voy a dar una presentación o cuando me entrevistan, o cuando voy a hacer este podcast, o cuando me voy a reunir con un cliente, yo le pido a Dios porque soy católico. Le pido Dios, por favor ayúdame a que esto salga bien. Para la otra persona a que le sirva para algo a que le deje huella a que le deje alguna cosa de valor.
Te pido ese favor. Sí. Bueno, primero. Me enfoco en la otra persona antes de lucirme. Yo personalmente, sinceramente, pienso que cuando ponemos el valor de lo que vamos a decir en servir a la audiencia en servir a la otra persona, ya ganamos mucho terreno para superar los miedos y para que la presentación salga bien.
Y al final nos vamos a lucir de alguna manera. Pero no poner el lucimiento no poner esa vanidad como objetivo principal de nuestra presentación. Me quiero referir a este tema y lo voy a juntar un poco con algo que quiero hacer de día hace rato, pero todavía no tengo el insumo suficiente y quisiera hacerlo con alguien que tenga más autoridad sobre el tema y es la comunicación efectiva que tienen los sacerdotes en la misa.
Pero me voy a referir a eso un poquito en este momento. Y créanme que no lo voy a hacer desde la perspectiva. Si ya le dije hace un momento que soy católico, pero lo que voy a contar acá no va a ser desde la perspectiva, así como se dice así excesiva represiva, inquisidora, ni les voy a imponer ningún dogma religioso, ni mucho menos, porque lo que voy a contar aplica para todas las situaciones empresariales familiares educativas.
Y claro espirituales también. Pero es que el tema de este episodio de hablar en público no es lucirse, sino servir. Lo traigo por una celebración de una misa que estuve recientemente. Se murió alguien conocido estuvo en la misa acompañando a los familiares y me encontré con un cura. A ver, obviamente, yo sé cómo es la celebración de una misa, pero no es que sea experto en los ritos, ni en latín ni mucho menos.
Entonces, por ejemplo, lo primero que advertí es que el cura hablaba como, hola hijos míos, porque hoy tendremos, no sé, una cosa rarísima como poniendo como en goleando, la voz como un locutor deportivo, una cosa así absurda. Yo no se. A todas luces impost, es decir, el tipo estaba más por lucirse que por acompañar que por servir a la familia que estaba.
Despidiendo a su ser querido. Tuvo otra cosa que me llamó mucho la atención era que decía cuando estaban cantando Cristo, ten en piedad. Tenía otra cosa que con otro ritmo de esa canción religiosa, no decían exactamente Cristo. Ten en piedad sin otra cosa que se me olvida. Pero en lugar de decir Cristo el decía cresto, ten piedad cresto.
Y yo decía cresto. Es Cristo, no cresto aunque pensé y le di el beneficio de la duda y dije yo esto será latín, o qué? De pronto es latín? Porque yo no soy latín. Y el tipo está diciendo cres esto en lugar de Cristo después, cuando usaba la palabra ti, es que no me acuerdo en que canción era, pero digamos que fuera esta canción que no fue esta que era.
Hay una canción de iglesia que dice. El señor hizo en ti maravillas. Bueno, el cantaba, el señor hizo t maravillas en t, como que te ti. Pero claro, ese es el lucimiento. Que le sale muy mal. Y yo creo que aquí el objetivo, sobre todo en una misa de estas, es que no es una misa de rutina del miércoles a las seis de la tarde, era una misa para acompañar a una familia que estaba despidiendo a un ser querido.
Y hay que tener mucho cuidado con esto. Estoy mencionando lo de la iglesia porque hay algo que también tengo en la mente de desde hace rato. Bueno, le decía quiero entrevistar a alguien que me hable del oscura realmente que hacen. Para motivar, impactar congregar audiencias porque muchos van a la misa por obligación, pero no nos digamos mentiras.
Hay curas muy aburridores muy malucos, muy, muy, muy de verdad. Hay otros que tienen un cuento bao. Hay unos que se pegan al dogma. Así a raja tabla y todo es como lo dice la biblia, pero aplicado a a la era cuando nació Cristo, cresto a mentiras cuando nació Cristo aplicado a esa era y no ha aplicado a la vida actual.
Hay otros sacerdotes que toman. Elementos y cosas que nos pasan actualmente y lo acomodan con la palabra. Y esos son los más interesantes y ponen casos concretos y no se alargan mucho y estructuran su comentario. Estructuran su sermón, su palabra con base en hechos reales y en casos prácticos. Hay un cura que me gusta mucho a mí que era padre del colegio de las niñas del marymount de mis hijas.
Lo pueden encontrar en youtube. Yo no lo he vuelto a seguir por una sencilla razón, porque las misas con él son muy largas. Pero el señor, cuando habla, es impresionante, se llama el padre Pedro justo be río, por si lo quieren buscar en youtube es muy bueno. De verdad es muy bueno. Hay momentos muy duros en la vida por los que tenemos que pasar.
Y no los podemos evitar para poder recibir cosas nuevas. Y hay otros padres que terminan, pues aburriéndolo a uno o volviéndose protagonistas ellos mismos. Pero el padre, al igual que cualquier persona que esté comunicando, tiene una responsabilidad con la audiencia y también tiene una responsabilidad.
Con la institución a la que está sirviendo. Es decir, si un padre quiere motivar, provocar la conversión de personas, quiere tener más gente metida en la fe, en el amor a Cristo y, por supuesto, en la religión católica, pues tiene que hacer todo lo posible no solo para impactar positivamente a esa persona, que es el principal objetivo, como les he contado, sino también de servir a su iglesia.
En el sentido de, hey, si yo impacto, este asistente a mi iglesia se va a convertir a la fe cristiana. Y tengo otra persona que hace parte de la religión católica y al igual con una persona que sale en un medio de comunicación, lo que tiene que hacer es tratar de impactar a esa persona y servir al medio.
Si entienden eso es lo que quiero hacer. Yo, por ejemplo, acá yo trato de impactar positivamente a quien me esté viendo, porque al final de cuentas, eso impactará el desempeño de mi empresa. De alguna manera lo va a lograr.
Vuelvo con el tema de la iglesia. Hay algo que también quería compartir y me llamó mucho la atención. Alguna vez cuando estuve yo donde mi psicóloga creo que fue la primera psicóloga que tuve en la vida después del colegio y fui por mero ejercicio que me pidieron en mi casa cuando estaba pasando edad adulta y quizás no me veía muy.
Acuerdo en la casa o me veían con ciertas situaciones. Entonces fui a donde una psicóloga y la psicóloga me encontró muy esquemático con ciertos paradigmas. Me dijo leete este libro. Te compras este libro y te lo lees. Y yo no entendía por qué realmente, pero después lo comprendí. Era un libro que cuestionaba como los paradigmas de cómo tenían que ser las cosas.
El libro se llamaba rizos pas clis rizos pascali en español, risa pascual. Y resulta que el libro habla de una tradición medieval dentro del cristianismo en la que durante la misa de pascua, los sacerdotes contaban chistes o hacían bromas desde el púlpito para provocar las risas de los fieles. La intención era expresar la alegría por la resurrección de Cristo e incluso ridiculizar simbólicamente al demonio.
Con el tiempo, esta práctica se desvió en algunos lugares. Introdujeron actos considerados inapropiados o incluso obscenos. Sí, había sacerdotes que mostraban su miembro en la iglesia. Lo hacían. Esto generó críticas de las autoridades eclesiásticas y por ello, el llamado rizos pas cáliz fue prohibido por la iglesia, especialmente en los siglos dieciseis y 17.
Ah, qué interesante. Los curas con esta práctica extraña en ese tiempo con ese objetivo de atraer la gente de motivarlos a quisieran parte de la iglesia católica ahí la pregunta es si yo con una risa. Con un chiste o con un acto obsceno, puedo impactar positivamente a esa audiencia. Ya es una pregunta que tenemos que hacernos
hace como tres años también en otra misa. Un padre estaba hablando de la importancia del amor y se le atravesó un chiste. Super pendejo es que papi, pero para qué hacer el amor si el amor lo venden hecho, huy. U no, no me dio pena ajena, verdad? Eso existe tan idiota. Pues en ese contexto, sobre todo de ese contexto de iglesia de misa familiar de domingo a mediodía, de verdad que no tenía sentido antes de cinco puntos claves de por qué hablar en público es servir a los demás y no lucirse.
Voy con la última historia que me acaba de acordar, ya que nos metimos con las misas y con los curas. En la parroquia cerca mi casa había un cura que en su sermón y en el guion normal que tiene los curas en su celebración, el tipo incluía la palabra hijitos míos, hijitos míos. Qué condescendiente que molesto que horrible de verdad.
Hijitos. Bueno, que me diga, hijo, está bien, pero hijitos míos, yo alguna vez me puse de ocioso a contar las veces que decía hijitos míos, y lo dijo como veintitrés veces en media hora en 40 minutos que duró la misa lo dijo veintitrés veces que molesto hijitos míos y tampoco era bueno. Entonces decidí no volver a esa misa.
Luego regresé a esa parroquia, cambiaron de padre y yo no sé, regresó como otro cura con la reencarnación de hijitos míos yo, pero de dónde sacaron esto? Es que es demasiado conde descendiente, es peyorativo. Los diminutivos no son buenos para nada. Y eso es motivo de otro episodio de este podcast. El uso indebido indebido no es que yo creo que uno nunca debería usar un diminutivo.
Es muy molesto de verdad. Entonces, el nuevo cura atención que este se habla muy bien y tiene cuentos muy interesantes y muy bonitos y habla concreto y tiene sus historias, pero también se le pegó lo de hijitos míos. No, no, no, no, no, no. Muy molesto de verdad.
Algunos puntos claves para tener muy claro este concepto de que hablar en público no es lucirse, es servir el primero. El propósito del mensaje es aportar no impresionar. El centro de cualquier discurso debe ser lo que el público necesita o puede llevarse. Qué se llevan para su casa? A qué se queda en su mente?
No es la habilidad del orador para brillar. Entonces, pregúntate qué valor estoy ofreciendo con lo que voy a decir? Dónde puedo hacer la diferencia de la gente? Segundo punto importante. El ego es su ruido. Conectar exige humildad cuando un orador habla para validarse a sí mismo, pierde conexión con la audiencia.
Aquí es muy importante también entender cuando una persona, por ejemplo, representa una empresa o una marca el entender que el ser vulnerable genera una conexión. Porque la gente va a percibir a este señor. Le ha pasado lo mismo que a mí. Ha tenido el mismo problema o este señor tan importante que es presidente de una empresa o este sacerdote para seguir con el tema.
También ha pecado. También tiene sus problemas. También se ha equivocado. Y reconocer esa vulnerabilidad te conecta más con el público al que le estás hablando. Servir implica escuchar, observar las reacciones y ajustar el tono, no hablar como si estuvieras en un monólogo de premiación. Hay que ir, percibiendo la gente como está recibiendo lo que estás diciendo, les está sirviendo realmente.
Y aquí vamos desde las formas, también están aburridas. Las personas que te están escuchando están levantando la mano, hay caras de inconformidad. Cómo vas a reaccionar a esa manera en que te estás recibiendo para acopla tu mensaje para realmente construir empatía con la audiencia? Otra clave importante.
Hablar bien no es usar palabras difíciles, sino lograr que te entiendan. Tengo por ahí un episodio de alguien que fue cliente mío y le dediqué el episodio a él. Vamos a limpiarlo por acá. Porque el tipo era de un rebsque que la verdad yo le dije hermano, yo no te entiendo. Pues en serio, o sea, vos puede ser muy inteligente.
Tres máster CEO, porque el tipo era pues, mejor dicho el tipo presumía mucho con sus títulos, con sus logros, pero nunca aterrizaba nada. Nunca aterrizaba nada. Y a mí se me hacía demasiado complicado. Entonces, aquí no se trata de impresionar. De darnos las de científico o de una persona con una cultura suprema, porque así no logramos conectar con una audiencia de verdad.
Si estamos usando palabras raras que la gente no va a comprender, no vamos a lograr generar un impacto en ellos.
Cuarta clave, el impacto está en lo que el otro recuerda, es decir, En esa persona de tu audiencia que te está escuchando, no en lo que tú, como orador o como presentador disfrutas decir un discurso memorable es aquel que deja ideas claras, inspiración o acción. Si el público no se lleva nada, lucirte, no te sirve de nada.
Vamos con la sexta clave. Incluso los expertos, la gente que sabe mucho de algo que ya son autoridad, incluso los sacerdotes deben servir con la palabra desde un escenario pequeño, un gran teatro hasta un púlpito. Todo orador tiene una responsabilidad ética usar su voz para guiar. Enseñar o transformar.
No es un privilegio estar parado allí. Es un servicio. Esa gente te está prestando su atención, que es el activo más escaso que tenemos en estos días, la atención. Y si alguien va a dedicar. Por ejemplo, 35 minutos, 40 minutos de su vida de su tiempo a una misa. Pues señor cura trata por favor de darle la mejor misa posible a ese feligrés.
Eso es lo que todas las personas desde cualquier parte, tienen que tratar de hacer servir. No lucirse si hablan en público o en un medio, como un podcast o un video podcast, o si están en un escenario o en una iglesia, tienen que tratar de servir.
Yo al menos intento que lo que hago cada 15 días en este podcast le esté entregando algo de valor a la gente. Y si de verdad crees que lo logré. Te pido el favor que compartas este episodio con un familiar con un amigo con un compañero de trabajo. Ya sabes mi promesa, siempre te hago quedar muy bien de tal forma que si me descubriste en youtube, Spotify, Apple o cualquier otro directorio de podcast, por favor.
Sígueme. Déjame me gusta. Déjame un comentario, por favor. Si crees que impactó algo, este cuento este pequeño discurso, por favor, déjame lo saber. Yo soy Santiago ríos. Te espero muy pronto en otra entrega del podcast de 1000 palabras 1000. Gracias.